Alzheimer: cuál es el primer recuerdo que se pierde y qué señales anticipan la enfermedad

El avance del deterioro cognitivo suele comenzar de manera imperceptible, pero existen manifestaciones tempranas que pueden servir de advertencia.

En etapas iniciales, quienes desarrollan Alzheimer tienden a experimentar un tipo específico de olvido: los hechos ocurridos recientemente o la información que acaban de recibir son los primeros en desvanecerse, según alertó la Asociación del Alzheimer, institución estadounidense con sede en Chicago. Esta pérdida constituye el primer indicio dentro de una serie de señales que progresan a lo largo del tiempo.

Alzheimer: cuál es el primer recuerdo que se pierde y qué señales anticipan la enfermedad

Además de este síntoma inicial, el organismo advirtió sobre la dificultad para recordar fechas claves o momentos significativos. Ante este panorama, es habitual que la persona necesite recurrir a anotaciones o dispositivos electrónicos, o incluso pedir ayuda a familiares para realizar actividades cotidianas que antes resolvía con autonomía.

A la pérdida de la memoria reciente se le suma la imposibilidad de resolver problemas simples, como seguir una receta habitual o administrar gastos del hogar. También se observan demoras considerables en tareas previamente sencillas y la interferencia en las rutinas diarias, ya sea en el entorno laboral o doméstico. Las personas afectadas pueden olvidar normas básicas o desconocer cómo operar aparatos que utilizaban con frecuencia, lo que interfiere directamente en su funcionalidad.

Alzheimer

También es frecuente que se desoriente en tiempo y espacio, sin recordar cómo llegaron a un sitio o qué día es, en paralelo empiezan a extraviar pertenencias sin poder rastrear sus pasos previos. A esto se suma que la comunicación se ve comprometida, cuesta encontrar palabras o seguir el hilo de una charla.

La apatía es otro síntoma temprano: el desinterés por pasatiempos, relaciones o actividades físicas suele marcar el inicio de una desconexión emocional. El cambio se manifiesta en una pérdida de entusiasmo por aquello que antes generaba disfrute.

Por último, el cuadro se completa con variaciones marcadas en la conducta y el temperamento. Quienes atraviesan esta enfermedad pueden volverse irritables, inseguros, melancólicos o recelosos, sobre todo al encontrarse en espacios desconocidos o fuera de su rutina habitual.