Los expertos señalan que los autos eléctricos ya igualan la durabilidad de los convencionales y explican qué variables influyen.
El motor eléctrico ya no es una apuesta experimental: los autos cero emisiones modernos ofrecen una durabilidad comparable a los autos a combustión. Según un estudio de la University of Birmingham, los vehículos eléctricos tienen una tasa de riesgo de falla anual un 12 % menor que los autos de gasolina o diésel.
En cuanto al periodo de vida útil estimado, los investigadores hallaron que estos autos podrían rondar los 18,4 años de uso promedio. También estimaron que la batería se degrada alrededor de un 1,8 % por año en su capacidad. Claro está, esto depende en gran medida de cómo se la cuide.
Factores que influyen en la duración
Para tener una visión clara, acá van los aspectos clave que impactan cuánto puede resistir un auto eléctrico:
- Calidad y química de la batería: los avances han reducido la degradación anual a cerca del 2,3 %.
- Clima y uso del vehículo: exposiciones continuas a temperaturas extremas y cargas rápidas pueden acelerar el desgaste.
- Mantenimiento y componentes menos complejos: al tener menos piezas móviles que un motor de combustión, hay menos desgaste mecánico.
- Garantías del fabricante y kilometraje mostrado: muchas baterías cuentan con garantías de 8 años o más, o alrededor de 150.000 km.
Si estás considerando adquirir un auto eléctrico, aquí algunos tips basados en evidencia:
- Verificá la garantía de la batería: es el componente clave en la durabilidad.
- Considerá el entorno argentino: temperaturas, calidad de carga, infraestructura pueden afectar la vida útil.
- Evaluá el costo de reemplazo de batería a largo plazo: aunque cada vez más bajo, sigue siendo significativo.
- Tené en cuenta el uso que vas a darle: para trayectos urbanos diarios, la durabilidad será mayor que en un uso extremo o de alta exigencia.
Con todo esto, la respuesta es afirmativa: un auto eléctrico bien usado puede durar tanto o más que un vehículo convencional, siempre que se respeten buenas prácticas de uso y mantenimiento. Con este conocimiento, podés decidir con mayor certeza la inversión en movilidad eléctrica.